Carlos ‘Mayarí’ Silva es un comerciante que vibra con la salsa, de la cual ha vivido casi toda su vida. Se considera un conocedor y amante del género que en la actualidad intercambia información, datos, LP y trabajos musicales con sus más de 21 mil seguidores a través de las redes sociales.
Carlos Mario Silva Marulanda nació el 26 de febrero de 1966 en Medellín. Desde pequeño sus hermanos mayores escuchaban salsa vieja en la casa, que en ese tiempo estaba ubicada en el barrio Villa Hermosa, y fue en ese barrio donde escuchó por primera vez las tonadas de la famosa Sonora Matancera.
Por esa época Carlos creció escuchando en el radio de su hogar a Orlando Patiño en la Emisora Claridad; también a Eliabel Ángulo (quien en la actualidad presenta el programa Maravillas del Caribe, en Latina Estéreo), y a medida que fue creciendo y conociendo de la música antillana empezó a seguir programas del barranquillero Ley Martin y a Jaime Ortiz Alvear (QEPD), quien desde Bogotá contagiaba con su espacio Salsa con Estilo, ¡el único show que no tiene cover!
Carlos Silva, un salsero de corazón
A finales de la década de los 70 y principios de los 80, del siglo XX, Carlos Mario escuchaba los discos Long Play (LP) de sus hermanos mayores y se deleitaba con los éxitos musicales de la Fania, El Gran Combo de Puerto Rico, Héctor Lavoe y muchos más que “fueron el boom de la salsa a partir del año 1976”, rememora Carlos Silva.
Relata Carlos Mario que en esa década en Medellín marcaban la pauta en los bares y grilles los temas de Nelson y sus Estrellas, Afrosound (Caliventura), Richie Ray y Bobbie Cruz, Latin Brothers, entre muchos otros. “Por esos días la salsa era más limitada y Medellín era más tropical”, apunta este salsero que ha vivido de la música.
También destaca que en la Medellín de finales de los 70 e inicios de los 80 la carrera Palacé era donde se vivía el furor de la música con sus diferentes bailaderos como Carruseles, El Aristi, Brisas de Costa Rica y, más adelante, La Fuerza. Así mismo, en Itagüí, en el barrio Santamaría, despuntaban otras discotecas y tabernas de salsa como Alma Latina, Senegal y la reconocida Gurupa Salsa.
Caminar la ciudad explorando lugares para escuchar salsa fue un pasatiempo para Carlos Mario y así fue como en esos años descubrió sitios como La All Star, en la 76, y La Aretama, en Belén. Aún viviendo en Villa Hermosa, conoció negocios en La 45, en Manrique, como: La Cuarta Dimensión, La Hipocampo, El Orfeón, La Cuna del Son y La Fania (“de Doña Marina”, indica). Además, recuerda los sitios célebres de la 70 como El Son de la 70 y Videosalsa, o el Bururú Barará, en Carabobo con Perú.
La salsa: pasión y negocio
A los 16 años de edad Carlos Mario “Mayari”, como muchos lo conocen, descubrió que podía ganarse unos pesos con la salsa, el género musical que lo apasionaba; por ello iniciando la década de los 80 empezó a venderles a sus amigos del barrio Villa Hermosa cassettes grabados aprovechando los LP originales de sus hermanos.
Más adelante, a los 19 años, empezó a venderles LP de salsa a sus compañeros del Liceo Gilberto Alzate Avendaño, de Aranjuez; y al terminar clases se iba a ofrecer lo que le quedaba a los melómanos de La 45, en Manrique.
“Cuando empecé a vender las melodías yo conseguía los LP donde don William, un señor que se ubicaba en Bolívar con Palacé. Lo conocí porque mi papá le dejaba guardar la ‘chacita’ en su negocio, que era la Mueblería Nacional”, evoca Carlos Mario con emoción.
Se ríe y comenta: “en esa época mi papá me daba la liga y yo me la gastaba en música, y por eso cada rato mi papá me llamaba la atención”. Después Carlos Mario comenzó a buscar nuevos proveedores y empezó a comprarle LP a Eliécer Perdomo, en el pasaje La Bastilla, “que mantenía la mercancía en unas cajas de cartón, de esas en las que empacan las manzanas”, recuerda con detalle y reseña que hoy Eliécer es el dueño del reconocido almacén el Hit Musical, ubicado en Maracaibo con Sucre, en el centro de Medellín.
Los proveedores de música
Los gustos de Carlos Mario se volvieron más excelsos a medida que iba consiguiendo nuevos trabajos musicales y también que sus clientes le solicitaban; fue así como buscaba LP de la Flamboyán, la Orquesta Dicupé y La Conspiración.
Por ese tiempo venía mucha música desde Venezuela, principalmente de un negocio que se llamaba El Palacio de la Música, ubicado en la ciudad de Caracas; “por eso muchos comerciantes colombianos de música viajaban a Caracas a traer discos corchados (sellados)”, describe Carlos Silva.
A finales de los 80 e inicios de los 90 Carlos Mario conoció a Los Perdomo: Octavio y El Cubano, que montaron su negocio en el Pasaje Comercial San José, ubicado al lado de la iglesia del mismo nombre, en la Avenida Oriental con Ayacucho. A ellos les manifiesta agradecimiento porque traían muy buena melodía a Medellín. Y otro de sus proveedores es William Martínez, de El Jibarito Bar, ubicado en el Parque del Periodista.
Carlos Mario cuenta que ahora sus proveedores viajan a buscar música a México, República Dominicana, Perú, Nueva York y España. Manifiesta este salsero que el LP regresó, pero se volvió más exclusivo porque “se acabaron las casas disqueras y la música ha quedado en manos de los coleccionistas. La salsa se ha vuelta más escasa y, por ende, más cara. Cuando existe una pieza de colección, el dueño le pone un precio alto si el trabajo es escaso y está en buen estado”.
El precio
A partir de su recorrido como comerciante de salsa confiesa que en la actualidad el precio de un LP difícil de conseguir oscila entre 2 y 5 millones de pesos… O mucho más. “En esa categoría pueden estar trabajos de Pete Bonet y la Orquesta Bronco, de Puerto Rico; o de Joe Loco, artista neoyorquino.
Hoy Carlos Mario Silva Marulanda tiene un catálogo virtual de música en LP, cassette y CD originales, el cual les presenta por Facebook a sus más de 21 mil seguidores. Los pedidos le llegan a través de Messenger y WhatsApp. Los trabajos musicales los consigue con coleccionistas de Cali, Bogotá, Barranquilla y, por supuesto, de Medellín.
“En la actualidad tengo clientes en el área metropolitana: Medellín, Bello y Caldas; también les envío a algunos a Bogotá y Cali; y en ocasiones mando música para Puerto Rico (Ponce y Comerío), Miami y Ciudad de México”, dice con orgullo Carlos Silva, quien aclara que en todos los pedidos exige un anticipo y posteriormente envía el material musical.
En sus redes publica fotos y portadas de los LP para promocionar los trabajos que consigue y frecuentemente recibe comentarios e ideas de sus seguidores. Hay días que pasa en blanco, pero generalmente está recorriendo la ciudad buscando joyas de la salsa que le piden sus clientes.
Los artistas en su vida
Cuando le pregunto por los músicos y celebridades de salsa que ha conocido, modestamente me dice que ha intercambiado palabras y saludos con algunos artistas que ha conocido. No obstante, confiesa que fue amigo del músico Álvaro Velásquez (QEPD), el compositor de El Preso, “uno de los temas más escuchados a nivel mundial”, dice Carlos.
Cuenta que cuando vivió en el barrio Santa Gema, al occidente de Medellín, en el año 2008 tuvo como huésped durante un tiempo al músico panameño Miguel Ángel Barcasnegras, más conocido como Meñique, quien tocó con la Orquesta de Kako, la Orquesta de Tito Puente, Charlie Palmieri y Willie Rosario.
Carlos Silva incursionó hace 25 años en los negocios de rumba salsera y fue propietario en 1999 de la Taberna Mayarí, en La 45, en Manrique; y luego en el año 2004 montó Conga Bar en la 33 con la 78, en Laureles. Gracias a esas experiencias en diversos espacios ha conocido y se ha tomado fotos con cantantes como Henry Fiol, Adalberto Santiago, Raúl Marrero, Ismael Miranda, Rafael Ithier, Yolanda Rivera, Tito Allen, Héctor Casanova, Luigi Texidor, Héctor Aponte, Yomo Toro, entre otros.
La actualidad salsera
Sobre el panorama actual de la salsa, y como experto del género, Carlos Mario “Mayarí” expresa que “en Colombia hay varias orquestas que resurgieron gracias a los conciertos de los últimos 10 años. Se les agradece a empresarios como Édgar Berrío que traen orquestas y líderes de orquestas (que estaban relegados) a través de espectáculos como Las leyendas vivas de la salsa, donde se han podido disfrutar y evocar las presentaciones de la Orquesta Dicupé y la Narváez, entre otras”.
Acerca de los sitios para disfrutar las melodías salseras en Medellín y los municipios cercanos Carlos reseña y recomienda negocios como “Borinquen, en Bello, de Mario Borinquen; Tumbao Latino, en Envigado; La Antillana y La Perfecta, en Caldas, este último de Wilson y Alexa. Y en Medellín: El Jibarito Salsa Bar, en el Parque del Periodista; y El Suave, en la 80 con la 33”.
Carlos Mario, a sus 58 años de edad, manifiesta que tiene mucho que agradecerle “a los salseros en general; y a la música, porque compro, vendo e investigo sobre la salsa en Medellín y el mundo… ¡Y ese es mi negocio!”.
Textos: Mauricio Galeano Quiroz – Comunicador Social
Edición y Montaje: Gabriel González (Director www.salsaconestilo.com)