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jueves, diciembre 12, 2024

Orquesta Narváez: La historia de su reencarnación

Previo al concierto NY Salsa Old School en Medellín (Junio 15 de 2024), el salsero Rodrigo Perdomo Acosta, nos mueve las fibras y hace que muchos salseros vieja guardia se identifiquen con su relato sobre una institución salsera llamada Orquesta Nárvez en su primera presentación en Medellín.

Recordar es vivir 

Hace mucho tiempo que no me inspiraba en prosa, y hoy la razón no es otra más que intentar impulsar una idea que me ha estado dando vueltas en la cabeza desde hace un par de semanas, cuando decidí que no quería perderme por ningún motivo el tan esperado “Reencuentro de la Orquesta Narváez” en Medellín (Colombia), pues para mí como para cualquier cultor de la SALSA que se respete, “Narváez mata Rolling Stones”; y digo esto sin ninguna pretensión y sin desconocer que los “Stones” son probablemente la leyenda viva más grande, no solo del Rock sino de la música popular a nivel mundial.

Y es así como ese evento, el de la Narváez, tan anhelado por muchos amantes de la SALSA, pasó seguramente desapercibido para los grandes medios de comunicación en Colombia, pues para bien o para mal, sólo quienes gustamos de la SALSA DURA y vibramos con ella, podemos apreciar en su justa medida el valor artístico y el gran aporte musical de esta y de muchas otras orquestas “efímeras” y casi “anónimas”, que alimentaron el movimiento salsero en esa década dorada de los 70, y que nos han convertido en salseros de corazón!

El álbum “Reincarnation” de la Narváez ha marcado mi vida desde el mismo momento en que mis oídos tuvieron el placer de escuchar por primera vez la “Negrita”, esa primera canción que conocí de esta orquesta, a través de la recordada Robles Estéreo 104.7 F.M. en la Villa del Cacique, Calarcá (mi terruño en Colombia), allá por la época en la que “un tal” Jimmy Botero mandaba la parada salsera en la radio quindiana.

La contundencia y originalidad de esta orquesta me dejaron literalmente boquiabierto y con ganas de conocer más de ella, lo cual no fue muy difícil de alcanzar, pues al poco tiempo me enteré de que sólo habían logrado producir ese único álbum, el cual poco tiempo después tuve la fortuna de conseguir en una “Feria del Disco” (sí, en esa que quedaba por la 18 en Armenia, pues a los 15 años sólo me alcanzó para comprarme la re-edición de FM Discos y Cintas; y del álbum de Freddie Fender mejor ni hablemos). Sin embargo, ese modesto vinilo de FM me fue suficiente para catapultar a la Narváez a la cima de mis favoritas, entre las cuales ya figuraban para la época la Harlow, Palmieri y Barretto, entre otras bandas imprescindibles.

Rodrigo, el salsero

Mi nombre es Rodrigo Perdomo Acosta (@rodriharlow en redes sociales), vivo desde hace varios años en Canadá, nací en Armenia (Colombia) y soy un fanático más de la música SALSA como muchos en Colombia (escucho, bailo y colecciono SALSA desde los 15 años); pero lo importante no es quién soy yo, sino lo que quiero contarles:  Y por supuesto, no se trata más que de la historia del reencuentro de la Narváez en Colombia, una historia musical y humanamente apasionante, que a mí y a muchos amantes de la SALSA nos toca las fibras más profundas, pues ese reencuentro tan esperado, nos permitió a muchos hacer realidad ese «sueño salsero», y materializar finalmente uno de los más grandes mitos de la SALSA:  La Orquesta Narváez tocando en vivo.

Y es que, como admirador de la Narváez (y también de la Dicupé), lo único que espere de ese concierto fue agradecer infinitamente a estos maestros, Dewell Narváez, Tito (Manny) Grau Q.E.P.D., José (Little) Morales, Armando Vásquez, Edil Dicupé, y otros miembros originales que asistieron, por haber participado en la creación de estas joyas musicales salseras que tanto hemos disfrutado a través de los años. En mi opinión, este par de orquestas (con mucho respeto por la Flamboyán, la Harlow, la Haddock, la Protesta, Gus Colón, los Palmieri, los Lebrón, Roena, Barretto, Valentín, Rosario, Pastrana, Rivera, Willie y Héctor, y todos los demás), seguramente subestimadas por razones comerciales como siempre sucede, encarnaron lo mejor de la SALSA DURA en su momento.

Esos dos álbumes que no nos cansamos de escuchar una y otra vez, y que quedaron para la historia y deleite de todos los salseros, están llenos de lo mejor de la vanguardia creativa, la originalidad, la potencia arrolladora y la experimentación musical, de estos jóvenes inquietos que decidieron romper con los esquemas musicales reinantes en pleno boom salsero de los 70. El sonido demoledor que desplegaron estas dos orquestas en esos pocos temas que lograron grabar, para mí no ha tenido comparación. Si acaso, mencionaría a la Brooklyn Sounds como equiparable en potencia y agresividad musical. Sin dejar de lado que no es nada fácil encontrar álbumes salseros en los que todas y cada una de las canciones sean auténticas joyas musicales, como sucede con estos dos.

Por esto, lo único que quería el pasado 16 de abril de 2016, era aplaudir incansablemente a estos héroes musicales que tanta alegría me han brindado. Si sonaban o no igual que en los 70, no me importó, para eso están los vinilos, para transportarme eternamente a esa época que tanto me habría gustado vivir. ¡Qué viva la SALSA DURA!

El Concierto

Sé trato de un concierto, pero para mí y para muchos “salseros” apasionados en Colombia, no fue concierto cualquiera. Este concierto en Medellín el pasado 16 de Abril de 2016, y que fue llamado “Las leyendas vivas de la SALSA 2”, reunió después de muchísimo tiempo (cerca de 40 años) y por primera vez en Colombia, a algunas de las orquestas más admiradas, respetadas, si se quiere míticas, pero también olvidadas de la historia de la música SALSA, de la SALSA más radical, la SALSA DURA, esa que se empezó a producir en la ciudad de Nueva York desde finales de los años 60, y que dio origen durante los años 70 al movimiento musical y comercial que todavía hoy en día se conoce como SALSA (música afro cubana y afro caribeña con influencias del jazz americano).

Es bien sabido que los grandes gestores de la SALSA en Nueva York fueron empresarios como Jerry Masucci (Fania Records), Joe Cain (Tico Records), Al Santiago (Allegre Records), entre otros que apoyados en grandes e inquietos músicos como Johnny Pacheco, Larry Harlow, Willie Colón, Eddie Palmieri y muchos otros, contribuyeron en la gestación y el posterior boom de la SALSA en esa década de los 70.

Sin embargo, existió en esa época una gran cantidad de orquestas “efímeras”, que a pesar de su gran talento y calidad musical no lograron trascender mayormente en una escena musical salsera dominada entonces por el monopolio impuesto por Fania Records. Muchas de estas orquestas apenas si lograrían grabar a lo sumo uno o dos álbumes, generalmente de gran calidad musical, y que son apreciados hoy en día por los coleccionistas de SALSA como auténticas joyas. Y es así como llegamos al caso específico que nos atañe, el de la Orquesta Narváez, una de esas orquestas efímeras que apenas logró grabar un disco en 1975 bajo el sello Tico Records (“Reincarnation”), y que desapareció inexplicablemente de la escena salsera de los 70, tras la compra de este sello por el gigante Fania.

El sonido de esta orquesta en ese único álbum de estudio (“Reincarnation” de 1975), es recordado y admirado hoy en día por los cultores de la SALSA DURA, como uno de los más originales, potentes y característicos de la auténtica SALSA neoyorkina; y esto gracias a sus arreglos musicales llenos de giros inesperados, de agresividad en los trombones y la percusión, y a mensajes desgarradores en las composiciones, que van desde la decepción amorosa (“El Malo”, “Negrita” y “Sabiduría”), pasando por el bandidaje (“La Mafia”), sello propio de la SALSA como representación de la situación social desafortunada de muchas comunidades latinas, y finalizando con el añoro por la tierra de los ancestros (“El amor de Puerto Rico”).

El sabor de Narváez

¿Pero cuál es el interés de esta historia para los colombianos? Pues lo interesante es que el reencuentro de esta orquesta neoyorkina, o por lo menos de la mayoría de sus integrantes originales, después de casi 40 años de inactividad musical, se dió en Colombia el pasado 16 de Abril de 2016, y quién mejor sino el público salsero colombiano para ser anfitriones de uno de sus huéspedes más ilustres y esperados en muchos años.

Estoy seguro que haber visto a la Narváez tocando en vivo y conocer a sus integrantes, ha sido uno de los grandes mitos y anhelos de los salseros en Colombia, pues ¿qué salsero ortodoxo puede decir que no se ha deleitado una y otra vez escuchando, cantando y bailando las canciones de este súper álbum “Reincarnation” de 1975? Y hasta diría que para muchos, como para mí, este álbum marcó prácticamente el inicio de nuestra colección salsera (la cual aclaro, en mi caso no es gran cosa, pero en otros casos son colecciones gigantescas).

El hecho es que la Orquesta Narváez se reencontró después de casi cuatro décadas de haber desaparecido de la escena musical, y los salseros colombianos tuvimos el privilegio de verlos tocar en vivo por primera vez tras esta larguísima espera. La otra parte interesante de la historia, su lado humano, ha sido el descubrir que por fortuna, el trasegar durante todos estos años de los miembros originales de esta orquesta, ha sido realmente positivo, aunque para varios de ellos, ajeno a la industria musical.

Los Narváez

Y sería entonces muy interesante indagar con ellos mismos las razones que llevaron a su desaparición del medio salsero en los años 70, a pesar de su gran calidad y proyección musical. Su fundador y director, Dewell (Duke) Narváez, al parecer se convirtió en agente del FBI, y después se enroló en la marina de los Estados Unidos, de la cual se jubiló hace muy poco con grado de Sargento.

Por su parte, el cantante original, Armando Vásquez, admirado entre los salseros más duros por su timbre de voz único, al mejor estilo de los soneros de barrio más bravos, tipo Héctor Lavoe, parece haber decidido convertirse en pastor de una iglesia. Y así por el estilo, estos personajes prosiguieron sus vidas alejados del ambiente musical por muchos años, seguramente sin siquiera imaginarse ni enterarse de que en lugares del planeta como Cali, Armenia y Medellín en Colombia, El Callao en Perú y probablemente en los barrios más populares de Caracas (Venezuela), cuentan con miles de fanáticos de muy diversas edades, que se han ido forjando de generación en generación y que los admiramos dentro del mundo de la SALSA, como auténticos héroes musicales.

Dewell Narváez reapareció hace unos pocos años a través de las redes sociales, y ante su evidente retiro de la marina estadounidense manifestó su voluntad de regresar al ambiente musical. Esto logró cristalizarlo con la producción en 2013 del segundo álbum de la nueva Orquesta Narváez, en el cual sin embargo, él fue el único de los miembros originales presente. Pero, este fue solo el comienzo de una nueva etapa para la Orquesta Narváez, pues tras su reaparición, a través de las redes sociales, cientos de fanáticos salseros, especialmente desde Colombia, empezaron a sugerir el tan anhelado reencuentro y regreso de la Orquesta Narváez a las tarimas.

Hoy, podemos decir que ese mito, ese sueño de muchos salseros dispersos alrededor del mundo, se hizo realidad el 16 de Abril de 2016 en el centro de eventos La Macarena de la ciudad de Medellín. Y quienes admiramos y disfrutamos de la SALSA DURA, y que estuvimos presentes (en mi caso, viaje desde Canadá) aplaudimos incansablemente a estos héroes musicales que tanta alegría me han brindado durante todos estos años con ese único e inolvidable álbum, y quienes en mi opinión, merecieron este reconocimiento de su público que por tanto tiempo ha esperado para conocerlos y escucharlos en vivo.

Hoy por hoy, tanto Dewell Narváez como los demás integrantes de la antigua Orquesta Narváez (Armando Vásquez, Tito “Manny” Grau, Q.E.P.D., José “Mike” Morales, Johnny “Caliente” Carro) y sus respectivas familias, prepararon el viaje de sus vidas, el tan esperado viaje del reencuentro en la ciudad de Medellín (Colombia), un lugar totalmente desconocido para ellos, pero en el cual se encontraron, sin lugar a dudas, con el calor humano incomparable de cerca de 10.000 fanáticos salseros que nunca los  olvidaremos y que los esperamos para cantar juntos: “……Ocho faritos, con la bendición de Dios, bajaron del cielo, con una grande ambición……”, y brindar por la “Reencarnación” de la Orquesta Narváez.

Es por esto que he decidido escribir esta “crónica”, inevitablemente inspirado en la aclamada historia de Sixto Rodríguez (“Searching for Sugar Man” del malogrado Malik Bendjelloul, ganadora del Oscar como mejor documental en 2013), quien hiciera también su travesía desde Detroit (USA) hasta la lejana Sudáfrica, para recibir allí el reconocimiento tardío pero igualmente merecido de sus fanáticos, después de casi 30 años de haber pegado en esas tierras lejanas con su excelente álbum “COLD FACT” (paradójicamente ignorado en USA).

Y el objetivo, no es otro más que sugerir a ustedes esta, la historia de la Orquesta Narváez, la que considero también una historia musical y humanamente apasionante, digna de ser contada. Historia del reencuentro de estos artistas “nuyoricans” (neoyorkinos de origen puertorriqueño) con sus fanáticos colombianos de diversas generaciones, del que Medellín y los salseros colombianos fuimos testigos y protagonistas de primera plana. Y aunque no puedo negar que me cuesta mucho ser objetivo al respecto, pues me puede más la pasión por esta música y la admiración por estos personajes, estoy seguro de que es esta, una Gran Historia.

Les agradezco enormemente la atención prestada, y espero que los cautive mi historia, o mejor, la historia de la Orquesta Narváez, tal como nos ha cautivado a los amantes de la SALSA DURA en Colombia, desde hace ya más de 40 años. Que viva la Orquesta Narváez ¡Qué viva la SALSA DURA!

Y se llegó el 2024

El Gran Salón Plaza Mayor, fue el escenario para que el concierto denominado New York Old School, tuviera en tarima de nuevo a la Orquesta Narváez acompañados de La Típica 73 en su 50 Aniversario, Spanish Harlem Orchestra y Son de la 92 por Colombia. Un show que quedará para la historia en la retinas y memorias de los presentes.

Textos: Rodri Harlow (Salsero colombiano radicado en Canadá) Gabriel González
Edición:
Gabriel González (Director www.salsaconestilo.com)
Escríbenos: salsaconstyle@gmail.com
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